La Guerra Civil Española, más de setenta años han pasado sin que las heridas del conflicto se hayan cerrado, llegando a supurar cada día más. Periódicamente, tanto la población como los medios de comunicación auspiciados por los políticos de cualquier signo utilizan este trágico episodio como arma arrojadiza para sus propios fines. Tristemente muchos de los nietos de aquella guerra seguimos enzarzados en estériles disputas dividiéndonos en absurdos bandos pensando que todos tenemos razón en nuestras convicciones sin ceder ante el contrario. Así somos los españoles, siglos de guerras intestinas y fratricidios, de las que no hemos aprendido nada y seguramente nunca lo hagamos. El Guernica representa ese desesperado grito universal contra la guerra que aquí vivimos de la manera más cruel que se puede hacer, con una guerra civil.
¿Por qué Guernica?
Tras el alzamiento militar del 18 de julio de 1936 España quedaría dividida en dos bandos irreconciliables. En la zona norte las ricas regiones mineras e industriales de Cantabria, Asturias, Vizcaya y Guipúzcoa permanecieron fieles a la república. Sin embargo en las primeras semanas de ese mismo año los sublevados cerraron el paso terrestre a Francia desde Guipúzcoa ocupando San Sebastián y consiguieron penetrar desde el oeste hasta alcanzar Oviedo, liberando la ciudad del asedio republicano. El frente permaneció relativamente estable hasta la primavera del año siguiente. Durante este periodo Franco intentó tomar Madrid sin éxito por lo que derivó su atención hacia las regiones republicanas del norte, aisladas, con milicias propias y mal preparadas. El primer objetivo de la campaña era tomar la provincia de Vizcaya penetrando por el Cinturón de Hierro hasta llegar a Bilbao. La defensa de los territorios vascos estaba formada por los gudariaks del Gobierno Provisional del País Vasco. Multitud de pueblos y aldeas estaban antes de llegar a la capital, pero había uno que destacaba por el simbolismo que tenía para el pueblo vasco, por extensión para toda la república y el resto de los españoles. Allí se encontraba el Árbol de Guernica, un roble, representante perenne de las libertades y fueros vascos en dónde se reúnen los representantes de las Juntas Generales de Vizcaya. Durante la guerra albergaba una población de tamaño apreciable (en torno a los 5000 habitantes) pero constituía un objetivo de tercer orden desde el punto de vista militar. Poseía alguna factoría menor en su perímetro pero no resultaron dañadas durante el bombardeo. El ataque se produjo exclusivamente para minar la moral de la población civil a través de la doctrina de guerra total que se introdujo por primera vez en la Historia en la GCE, primero en el bombardeo a civiles de Durazno y más tarde en la propia Guernica. Fue un hecho exclusivo de la zona vasca ver a soldados vascos republicanos rezando antes de entrar en combate luchando además junto a ateos convencidos contra requetés que momentos antes había comulgado también.
Desarrollo del ataque
Las divisiones extranjeras, Legión Cóndor alemana y Avición Legionaria italiana (encuadradas en el Cuerpo de Tropas de Voluntarios, eran las tropas extranjeras principales que apoyaron al bando sublevado. Otras tropas serían los "Os Viriatos" portugueses y las Brigadas Irlandesas con una proyección militar mucho menor. Sin embargo la acción fue realizada exclusivamente por la Legión Cóndor apoyada por aviones italianos. Al mando del ataque se encontraban un primo del as de la aviación Manfred Von Richthofen, el Barón Rojo, Wolfram Von Richthofen que denominaron Operación Rügen. Fue una iniciativa personal del comandante de la Legión Cóndor que dejó arrasada la población causando decenas de muertos. El "bombardeo relámpago" se produjo en apenas unas horas el 26 de abril de 1937. No fue un ataque constante ya que los diferentes aviones llegaron de manera escalonada. A comienzos de la tarde una avanzadilla de bombarderos escoltados por cazas buscaba destruir el puente de Guernica y la estación de ferrocarriles para cortar la huida del Ejército Vasco que tenía un nutrido grupo de efectivos sobre la ciudad. La primera oleada obtuvo éxitos limitados dañando algunas infraestructuras e incendiando casas adyacentes. Sin embargo esto solo sería el preludio del desastre. Según avanzaba la tarde se produjo una segunda oleada de saturación, la principal, en donde se lanzaron cientos de kilos de bombas explosivas e incendiarias de manera indiscriminada dejando la ciudad en llamas. Una última batida de cazas italo-germanos sortearon el humo y volando a ras de suelo se dedicaron a ametrallar a la indefensa población civil que no había podido buscar refugio.
Del bombardeo al cuadro
La mayoría de la población de Guernica había sido avisada por los altavoces de la ciudad de la aproximación de los aviones y muchos de ellos pudieron refugiarse en los refugios que se habían construido, tanto por iniciativa municipal como particular. A pesar de su precariedad y de algunos errores de construcción salvaron cientos de vidas. La conmoción inicial del suceso hizo que hasta el propio bando sublevado se quedara estupefacto al enterarse del ataque, negando su autoría expresando que la aviación nacional jamás realizaría un acto como ese. Un episodio curioso se reflejó en el diario ABC que tenía dos centrales en ese momento, una en Madrid (republicanos) y otra en Sevilla (sublevados) por lo que el tratamiento de la información era distinta. En la primera dijeron que había sido la aviación alemana al mando de los facciosos y en la segunda expusieron que los rojos habían quemado la ciudad.
"Los Salvajes hombres de Vizaya: Los bárbaros han pasado por el Una ola de exterminio quería ven caya la noble actitud del Gobierno el esfuerzo heroico de sus bravo- -los famosos gudaris eukaldun yas almas se han despertado secul a la libertad y a la independencia La bestia fascista, en su afán de convertido en ruinas Guernica, Dur Marquina, Elorrio, Ochandiano, badegui, Guerricáiz... y tantos, y blos, villas y ciudades que vivían felices y prósperos a la sombra del roble de las libertadas vascas ¡los gudaris piden venganza!"
ABC edición Madrid, 21 de mayo de 1937, página 4
"Las columnas nacionales reanudaron en el día de ayer su victorioso avance en el frente de Vizcaya, ocupando Bermeo, Mundaca, Perdernales, Altamira, Barlanda, Ordorica, Aiura, Buderia, San Pedro, y la importante posición del monte de Vista-Alegre"
ABC edición Sevilla, 2 de mayo de 1937, página 7
A los pocos días, periodistas extranjeros evidenciaron, gracias a las bombas sin detonar, los testigos y los impactos de balas, que había sido un ataque de la Legión Cóndor; sin embargo el bando sublevado no reconoció sus responsabilidades durante la guerra y tras esta se tuvo que esperar a los últimos años del franquismo para que la verdad saliera a la luz en España. Tras la toma de la provincia los requetés hicieron guardia junto al Árbol de Guernica, dónde semanas pasadas también lo hizo el Ejército Vasco. El roble, aunque dañado, había escapado de las llamas. Cuando la noticia traspasó nuestras fronteras el mundo se hizo eco de los horrores del conflicto español que se agudizaba cada día. Los dirigentes republicanos utilizaron el hecho para intentar obtener apoyo para la lucha e intentar concienciar al mundo de lo que podría pasar. Utilizaron como plataforma propagandística la Exposición Universal de París de 1937 en donde ya se veían las grandes diferencias entre los "tres mundos" (las democracias occidentales, el comunismo soviético y el nacionalsocialismo alemán). Se encargó a Picasso, en apenas un mes, que realizara una obra para el pabellón español. La controversia llegó el día de la inauguración y siguientes cuando se criticó a al malagueño por no realizar una obra siguiendo la consonancia del momento y el "realismo socialista" imperante. Aun así se ha convertido en una de las obras cumbres de la Historia del Arte.